Por El Sastre
Ufff.... Menos mal. Pensaba que la huelga iba a ser eterna. Afortunadamente, recién llegada desde el blog de Ana Manzana, LaRubiaTonta se ha prestado a rescatarnos. Os dejo el estupendo texto que nos ha enviado.
"Mis muy queridos peliteñidos peligrosos (las rubias que no lo reconocen son las peores, sin duda).
Pues que yo soy rubia y muy natural, qué quieren que les diga.
Que quería escribir para LaCajaDeLosHilos, que para mí es todo un motivo de orgullo y satisfacción. Y que había preparado un texto pero eso fue para las Navidades y ya no pegaba para ahora ni con Superglue. Porque estamos en marzo, para quien no lo sepa. Por cierto, que marzo es mi mes de la mala suerte y que en otra ocasión les contaré por qué. Porque tiene tela.
Y que he dado vueltas y vueltas al asunto (sobre el que escribir) y que casi me mareo. Es que a mí no me gustan las atracciones de feria. Bueno, los autos de choque sí, aunque una vez cuando era niña pues los profes nos llevaron al Parque de Atracciones de Madrid y yo me pasé todo el día metiéndome ostias, con perdón (nunca he sabido si se escribe con h o no), ostias contra everybody (contra todos los cuerpos). Y chico que me parecía guapo, pues allá que me iba hacia él con cara de psicópata al volante (que luego a mí no me extraña que digan que las mujeres conducimos como el culo, con perdón otra vez, porque es que después de esto yo ya no he pensado ni de lejos en sacarme el carnet). Un poco hormona con patas sí que soy, eh. Y a veces hormona a cuatro ruedas.
Y que al volver a Terelu pues me di cuenta de que me había dejado mi jersey en el auto de choque. Y una depresión, en fin.
Y que aprovecho para hacer publicidad de la antología, súper antología, “Parque de Atracciones”, coordinada por Octavio Gómez Millán, ¡que diga!, Milián. Y que es un sol (vete por la sombra, que las mierdas se secan y los bombones se derriten, con perdón) y que lo quiero mucho y que le mando un beso. Y que allí aparecerá metidita entre las páginas pues Clara Santafé, que es mi mejor amiga del alma y del cuerpo, aunque sea morena. Y mi alter ego pues también aparece metidita.
Pues eso, que se me va la olla a Camboya. Que he estado dándole vueltas a todo esto y he pensado, haciéndoles un homenaje a los tres carretes sin hilo, escribir sobre cómo aprendí a coser. Aunque más bien no aprendí y todavía no sé. Y que a lo peor me pasa como con lo de los coches, pero esa, mis muy queridos peliteñidos peligrosos, es otra historia.
Ea, pues que yo era pequeña y me llamaba Ana, como ahora. Y resulta que mi abuela, que en paz descanse, se llamaba Angustias, y es verdad que sufrió mucho, que eso lo sé yo. Y como las dos éramos del club de las A, pues yo heredé todos sus pañuelos de tela porque llevaban bordados una A y algunas florecitas. Pero que ya desde entonces, y de verdad que era muy pequeña, pues ya empecé a cogerle manía al punto de cruz. Porque no entendía por qué, si al fin y al cabo los pañuelos sirven para limpiarse los mocos, pues los decoran tan bonitos. Así que tengo la colección toda enterita, pero que no la he estrenado y por lo tanto utilizado nunca. De perdidos al río, eso pasa.
Pero vamos, que no es que vaya por ahí con los mocos colgando, que una es muy fisna y aseá. Yo utilizo unos pañuelos de esos que se llaman kleenex (como la famosa metonimia) y que los compro en el Metadona. Y que lo siento por si alguno de ustedes va a comprar al Galerías Primero, pero es que los pañuelos son mucho mejores donde yo diga. Ea. Y siempre los compro de esos que saben, perdón, huelen, a menta. Y entonces, más que sonar, te apetece inspirar, o como se diga, y te quedas toa colocá.
Y que ya después de lo de los pañuelos de tela, pues les puedo contar que unas monjas me regalaron un conejo relleno de algodón, un conejo que parecía de verdad aunque era de color azul. Y lo habían cosido ellas. Así que le anudé un trozo de lana al cuello y lo paseé por todo lo largo y ancho de mi pueblo. Y más feliz que un regaliz, oiga.
Lo que pasa es que se me ensuciaba un montón y lo jubilé muy pronto. Pero que aún lo tengo, muy bien guardadito, y me da por acordarme de lo freak que era yo de pequeña y de que, como las monjas se hubieran enterado de que yo por aquel entonces era ya más atea que mi tío abuelo segundo, pues que me habría quedado sin conejo y sin ná.
Y ya después pues los Reyes Magos (sabía yo que la Navidad se me iba a colar de una forma u otra) me trajeron un maletín con un kit de costura. Pero que las agujas eran como de plástico y muy gordas, y claro, eso pues como que era un poco una súper depresión, porque yo pensé que a mí los Reyes Magos me habían tomado por tonta. Y que por aquel entonces yo ya era rubia, o qué se piensan.
Así que aquellas mismas Navidades acompañé a mi madre a una mercería y en un descuido suyo y de la señora de la tienda, pues “robé” (bueno, sin comillas) un bastidor.
Y mi madre cuando se dio cuenta pues se murió de la vergüenza, pero luego resucitó (y no hicieron falta tres días, no te digo ná y te lo digo tó), y tuvo que volver a la mercería y pagó “el dichoso” (ya se ha convertido en todo un epíteto épico) bastidor.
Y ya me dio un poco de mal rollo utilizarlo, pero que aun así probé a bordar y todas esas cosas, pero siempre encontraba algo mejor que hacer, como ver las revistas de mi abuela (la otra. Yo es que tengo dos, bueno, tenía). Porque en las últimas páginas había como patrones, y a mí me daba la risa tonta porque en esos patrones aparecían muchas flores y perritos y ese tipo de cosas, pero también caras de personas y yo me preguntaba que quién iba a querer hacer punto de cruz con la cara de un desconocido y ponerle un marco y colgarla en el salón. Eso es que es muy hortera.
Sin más dilatación, pues que esto de coser siempre se me ha dado como el puto culo, con perdón, por unas u otras razones. Y que lo último (a parte de la tienda de pulseras de lana, pero eso ya lo conté en mi blog, ea) fue intentar hacer mi propio conejo, esta vez un conejo aconfesional, laico… ustedes ya me entienden. Y era rosa. Y resulta que hice un poco la forma de un conejo, pero si yo ahora a ustedes le digo que es una manzana Golden o una alegoría sobre la llegada de la televisión a ésta, nuestra Expaña, pues ustedes se lo creen.
De nada sirvió que le pintara los ojos y demás con un rotulador indeleble. El conejo estaba un poco maldito.
Pero como en el fondo de mi alma de buena persona, me daba coraje renegar de aquella criatura que había parido yo desde mis propias manos, pues que decidí convertirla en un conejito budú. Así que me entretuve consiguiendo un montón de alfileres y se los clavé a lo largo y ancho de todo su cuerpo.
Y por fin fui feliz.
Muchos besos y muchos amores. Sobre todo para los chicos de LaCaja, que los quiero a rabiar".
Las fotos nos las envía LaRubiaTonta después de hacer una exigente selección.
Iba un francés, un español y un inglés...
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Aqua - Barbie Girl.mp3