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La caja de los hilos

QUIERO SER JUGLAR Y BAILARINA, A SER POSIBLE NEGRA

QUIERO SER JUGLAR Y BAILARINA, A SER POSIBLE NEGRA

Por Alicia Lázuli

Por fin he averiguado que el 23 de abril no es el día del libro porque San Jorge clavase su lanza y diese muerte a un dragón comenovelas. No. El 23 de abril es el día ¡INTERNACIONAL! del libro porque ese es el día que eligieron para morir Miguel de Cervantes, William Shakespeare y Garcilaso de la Vega. Así es -más o menos- el asunto. Y digo más o menos porque luego llega la letra pequeña y donde dice 23 de abril el calendario juliano, dice 3 de mayo el calendario gregoriano. Lo importante es que por fin ya tengo claro que el 23 de abril es el día del libro en todo el mundo, pero es el día de Aragón sólo en Aragón y que eso tiene más que ver con San Jorge y un rey que tenía una hija que con los libros, aunque sin ellos quizás no lo sabríamos.
    Como el día 23 Jorge, no el santo, sino el canalla de mi compañero, quería celebrar por la tarde su santo, me embolicó para que le cambiara el turno, así que invertí la mañana en dar un paseo por Independencia para curiosear los puestos de libros. Al llegar a la altura de la Plaza de Santa Engracia me tropecé con un espectáculo insólito: dos individuos subidos en sendas plataformas elevadas se enfrentaban no a puñetazos, sino a poema limpio. Que si toma uno de Machado, que si ahí va otro de Bukowski... se batieron en un auténtico duelo de juglares con armas prestadas por Juan Ramón Jiménez, Gloria Fuertes, Roger Wolf, Leopoldo María Panero, David González, Ángel Guinda y qué sé yo cuántos poetas más. Pensé cómo habían cambiado las cosas desde la Edad Media. Ahora no era la princesa la que lanzaba su trenza desde la torre. Ahora eran los juglares los que ocupaban el lugar elevado mientras las princesas escuchaban boquiabiertas desde la calzada.
    Me costó un par de poemas darme cuenta de que uno de los juglares era nada menos que Luis Felipe Alegre al que yo había visto hace años en un espectáculo de “El Silbo vulnerado” y con el que había incluso hablado una vez en un bar que se llamaba Sopa de Letras y que el otro era José Luis Esteban, a quien también había visto en un espectáculo titulado “Poesía yonki”.
    Ya estaba yo soñando con verme sobre la plataforma elevada diciendo poemas de Elena Pallarés, que es una escritora fantástica especialista en malentendidos, ajustes de cuentas y secretos, cuando aparecieron en escena cuatro chicas que comenzaron a bailar con un libro en las manos. Viéndolas moverse, daba la sensación de que leer era un juego divertido y un libro, el mejor juguete. Me dieron mucha envidia esas bailarinas de ABC Danza -así dijeron que se llamaban- hasta que apareció Ana Continente con su grupo de música africana. Entonces sí que casi me desmayo. Pensé que, desde luego, la música y la danza no tienen color y que aquello del “África negra” era una expresión que no tenía ningún sentido después de ver a Ana Continente volar al son de los tambores junto a otras dos bailarinas de piel más oscura y pelo más rizado. Imaginé un nuevo continente -quizás llamado Ana- donde las jirafas vestían cuadros, los elefantes llevaban zapatos de tacón, las panteras eran rosas y yo una negra bailarina.

Geyzerrr es una jovencísima artista rusa fascinada por la obra de Lewis Carrol, a la que imprime un inquietante tono gótico.

¿Dónde está el conejo blanco?

Jefferson Airplane - White Rabbit.mp3

My Morning Jacket - White Rabbit.mp3

The Murmurs - White Rabbit.mp3

5 comentarios

mctrako -

que bien lo haces,Alicia.Eres la mejor.

Bárbara -

Sabed Alicia, que me encantáis vos y vuestras ensoñaciones de princesa.
Reverencia

nascu -

la larga noche anterior no me dejo disfrutar de esta fantástica sesión de poesía visual ¡qué envidia mas sana me produce!

Azzunena -

Vaya, otra vez he dejado un comentario anónimo. Definitivamente, son duros los domingos. Besos de nuevo, que no falten

Anónimo -

Duelo de poemas! Qué bonita batalla! Para variar, me la perdí, pero no me importa. Estoy segura de que la realidad que tú nos cuentas es más auténtica que la que algunos allí vieron y oyeron, y además, mucho más bonita.
Besitos