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La caja de los hilos

Un paseo con Safo

PALABRAS CIERTAS

Por Safo

Aquella noche las palabras tenían aire de promesas, y las promesas aire de fantasía, de locura, de luna. Y la luna, resumida en un hilo combo, tenía aire de danza y de música. Y aunque no sonó, la música hubiera tenido aire de secreto como lo bello y como lo exacto. Como lo cierto.

Los portugueses José De Almeida & Maria Flores se deslizan con suavidad por el filo en que concluyen los sueños.  

La música...

Alexander Scriabin - Sinfonía Nº 5 Op. 60 "Prometheus: El Poema del Fuego"

LA SABANA DE LAS RESPUESTAS. EL BUSCADOR SOLITARIO (VIII).

LA SABANA DE LAS RESPUESTAS. EL BUSCADOR SOLITARIO (VIII).

Por Safo.

(La cafetería, vacía, solos Enrico y yo. Mesas de mármol bajo una claraboya que filtraba una luz naranja, insuficiente para la lectura. Un café solo y un zumo de piña. Sonaba una Consolación de F. Liszt).

“Me hablas de la Metáfora y de la Poesía o el Arte como si fueran la misma cosa. Aunque también la Ciencia, dices, participa a veces de la Metáfora. Y la Metáfora aparece en toda creación, comentas. Y repites una y otra vez que la creación es una necesidad. Y no lo entiendo, Safo. ¿Crees que todos podemos crear?”. Las preguntas de Enrico no ocultaban cierto desasosiego. La cadencia temblorosa de su constante duda contrastaba con su timbre de voz, definitivamente viril. En sus ojos negros se mezclaban el desafío y el miedo. Una leve sonrisa, casi forzada, vestía en seguridad al delicado animal que buscaba a menudo respuestas para lo que no existía todavía pregunta. “Veo en tus ojos dolor, aquel dolor por el que lloraste al hablar de la Cosa y al sentirte aislado. Es la conciencia la que nos castiga de esta manera, la que nos separa del mundo y de su inmediatez, es la conciencia que nos desgarra y nos inunda de soledad. Ante este dolor el Ser se rebela. Te rebelas tú, Enrico, que no aguantas más tu propia cárcel y buscas desesperadamente una salida a la Idea hermética que te recuerda una y otra vez que estás solo. Buscas la Metáfora que proyecte por fin tu incesante idea, que te libere de ella. Llevas buscando la Metáfora mucho tiempo aunque no te dieras cuenta de ello. Por eso creo que eres poeta. Además, debes saber que cuando la encuentres será única y no habrá jamás copia de ella. Porque eres tú sólo. Porque la Idea es única como lo es el Ser. ¿Lo ves ahora, Enrico? ¿Ves como es de nuevo la Soledad el motor de la creación? La conjunción de ambas soledades, la soledad como adjetivo al “estar solo” y como adverbio al “ser sólo tú” la que lleva a la creación y garantiza, a su vez, su originalidad. El dolor de la primera soledad, querido amigo, lo sienten pocas personas. Es consecuencia de un estado elevado de conciencia y le hace a uno poderoso y vulnerable al mismo tiempo, así como te sientes ahora mismo”. Enrico permaneció en silencio unos instantes, en sus sienes latía el regocijo que le producían las últimas palabras que acababa de oír. Le gustaba sentirse poeta, sin duda. Entonces, bajando el tono de voz como si tuviese vergüenza de ser escuchado dijo: “¿Y qué hay de la Obra de Arte? ¿Podría yo ser el autor de alguna de ellas?”. Me dirigió una mirada traviesa, sabía que era su vanidad la que preguntaba en esta ocasión. No me importó. Imposté la voz de modo que mis palabras se confundieran con la melodía cansada de Liszt y respondí: “La Obra de Arte no es más que la materialización de la Metáfora”.

Michael Morgenstern es un ilustrador con una visión absolutamente surreal de los conceptos y las cosas.

Consuélate...

F. Liszt - Consolation Nº 2.mp3

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS. EL LENGUAJE DE LAS IDEAS (VII)

 

Por Safo

(La cafetería tranquila. Enrico y yo y una pareja en el rincón que se decía cosas en voz baja. Mesas de mármol bajo una claraboya que filtraba una luz tenue, insuficiente para la lectura. Un café solo y una horchata. Sonaba Sueño de amor de F. Liszt).

“Me hablas de la Idea y yo imagino un caracol. Redondo. Bello. Perfecto. Después me obligas a hacer de esta imagen un absurdo quebrado y feo. El concepto. Y dices que el concepto es necesario para la comunicación. Lo siento, Safo, me parece desolador. ¿Por qué es necesario el concepto? Dime, ¿por qué es necesario algo tan feo? Concepto, hasta la propia palabra es fea”. Enrico hablaba despacio como si a cada palabra le precediera un pensamiento. Hablaba y masticaba el aire. Hoy, sorprendentemente, el aire sabía a limón. “No hay nada feo en aquello no bello mientras no pretenda serlo. Sencillamente, Enrico, el concepto no pertenece a la categoría de Belleza, sino a la de lo útil. Y es por su utilidad por lo que debe ser juzgado. La idea es redonda y bella. Cierto. Sin embargo, tan perfecta es como inaccesible a todo aquel que no la ostenta. Lo que para ti es Idea para mí es Cosa. Por eso es necesaria la Palabra. La Palabra proyecta la Idea y origina el Concepto. Como sombra, el Concepto es una simplificación de la Idea, una normalización de ésta. Pero como producto normalizado es válido para el intercambio, para la comunicación”. Las últimas palabras incomodaron visiblemente a Enrico. No era difícil de ver. Sus angulosas mandíbulas terminaban en una bola inflamada, tanto más abultada cuanto más apretaba los dientes. Sus ojos nerviosos buscaban ávidamente alguna respuesta en el suelo o en el aire. Al final me miró decidido y dijo: “Por un lado dices que la Palabra proyecta mi caracol en ese dibujo quebrado y yo no veo palabras en nada de esto. Por otro lado, si la belleza desaparece en la proyección, entonces ¿de qué manera podemos expresar o comunicar belleza? ¿Acaso no existe la Poesía?”.


La melodía de Liszt cruzaba indolente el espacio. La Belleza misma no necesita reivindicarse, pensé. Respiré hondo y contesté: “Mi querido amigo, respecto a lo primero, nunca he dicho que la Palabra se redujera a las palabras. Ya hablaremos de esto más adelante… Afortunadamente, el Concepto no es la única proyección que la Palabra puede ofrecer desde la Idea. Es la más simple, eso sí, y también la más alejada de ésta. En el otro extremo encontramos la sombra más afín a la Idea: la Metáfora. Imaginemos unas manos haciendo sombras chinescas. Identificaremos las manos con la Idea, el foco de luz con la Palabra y la sombra será lo que vemos, el elemento común, es decir, el Concepto o la Metáfora. Según coloquemos el foco en una posición o en otra las sombras cambiarán aunque las manos sigan siendo las mismas. Habrá una posición en la que las manos serán difícilmente reconocibles en la sombra. A esta sombra la llamaremos Concepto. Sin embargo, existirá otro lugar preciso en el que el foco proyectará las manos con la mayor fidelidad. Esa sombra será la Metáfora. La Metáfora, Enrico, es el lenguaje natural de la Idea. Y sería el más común si no fuera porque no existe una manera sistemática de encontrarla. La Metáfora se adapta a la Idea como un traje hecho a medida que sólo el sastre, en sus funciones superiores, es capaz de diseñar”. “¿Y quién es el sastre?”, preguntó Enrico intrigado. “El sastre es el poeta o el científico. El sastre es el creador. Tú puedes ser el sastre”, respondí. Y Enrico se sonrojó.

"Hand Shadows To Be Thrown Upon The Wall" es una obra fascinante que nació de la imaginación y creatividad de Henry Bursill allá por 1859. Prueba tus habilidades con las sombras, las palabras y las ideas...

Sueño de amor...

Franz Listz – Liebesträume.mp3

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS. EL CARACOL (VI)

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS. EL CARACOL (VI)

Por Safo

(La cafetería casi vacía, Enrico y yo y una pareja de adolescentes al otro lado. Se miraban y no hablaban. Mesas de mármol bajo una claraboya que filtraba luz suficiente incluso para la lectura. Un café expreso y una limonada con mucho hielo. Sonaban los acordes de un impromptu de Fauré).

“…¡Ya lo tengo!”, gritó Enrico con los ojos aún cerrados. Ahora los apretaba con fuerza, como si temiese que la imagen se le pudiera escapar. No deja de ser curioso ver a Enrico empleando toda su energía en visualizar un objeto. En poco tiempo, sin duda, le resultará tan sencillo que podrá jugar con las imágenes incluso con los ojos abiertos. “Es un caracol, Safo, una espiral perfecta”, decía entusiasmado. “Está bien, Enrico. Ahora sigue los pasos que te indique. Sobre el contorno de la imagen quiero que coloques puntos rojos y que…”. “¿Cuántos?”, me interrumpió Enrico. “Unos veinte o así. Una vez fijados, borra la figura inicial pero sin perder los puntos, ¿podrás?”. Enrico apretaba las sienes con las palmas de las manos y fruncía el ceño. Durante unos instantes contuvo la respiración. Fueron segundos en los que también la música cayó en una extraña síncopa, en un capricho del tiempo. Entonces Enrico comenzó a respirar de nuevo y, pausadamente, con la emoción contenida dijo: “Ya está”. “Estupendo, Enrico. Por último, quiero que unas los puntos mediante rectas, es un ejercicio más sencillo. Cuando lo tengas abre los ojos”. Y Enrico no tardó en mirarme. Le expliqué: “La primera imagen, la del caracol, es una idea. La segunda, ésa que acabas de ver y en la que no hay detalle sino un conjunto de líneas quebradas corresponde a un modelo de la idea. Una proyección de ésta a través de la Palabra. Como podrás observar, aunque en lugar de veinte fueran cien o mil los puntos que dibujases en el contorno jamás reproducirían fielmente la idea, por la misma razón que una línea curva sólo puede simularse con una infinidad de rectas. Es la magia de lo Curvo y también la limitación de la Palabra”. Enrico me miraba ahora confundido. Dudó unos instantes, pero finalmente me preguntó: "Entonces..., si la idea es tan redonda y tan perfecta, ¿para qué queremos el modelo? ¿Qué sentido tiene?” . Esperé unos segundos hasta que se desvaneciera el eco de la última nota del impromptu que nos acompañaba. Entonces, respondí: “Es el modelo el que hace posible la comunicación”.

Gilbert Garcin es un tipo curioso. Vendedor de lámparas en Marsella durante toda su vida, cuando llegó la jubilación se dedicó a la fotografía. Su obra es singular en todos los sentidos. Recuerda al surrealismo de Magritte, al absurdo de Ionesco, a los trucos de Méliès, al sentido del humor de Tati… Garcin es un ilusionista de la imagen, un poeta del blanco y negro y un genio excepcional que seguro que volverá pronto a pasear por La Caja de los Hilos. La instantánea que ilustra este artículo se titula "L'inconscience".

Dejémonos llevar por la magia de Fauré...

Gabriel Fauré (interpretado por Alexander Lonquich) - Impromptu para piano Nº 3 en La bemol menor, Op. 34.mp3

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (V). EL DOS NO EXISTE

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (V). EL DOS NO EXISTE

Por Safo

(La cafetería vacía, tan sólo Enrico y yo. Mesas de mármol bajo una claraboya que filtraba luz suficiente incluso para la lectura. Un café expreso y un zumo de piña. Se escuchaba deux arabesques de Debussy)

“…me tienes desconcertado Safo, ¿cómo puedes decir que el dos no existe?”. Enrico rebosaba confianza en esta ocasión. Visiblemente recuperado del trance del viernes anterior, conversaba y discutía con alma y sangre de guerrero. Sus palabras mordientes, en ocasiones rozando la insolencia, retaban sin reparos a cualquier autoridad, por muy establecida que ésta fuera. Digamos que Enrico estaba en perfecta disposición para el debate. Sólo a veces -aunque tratase de disimularlo- sus ojos negros se dejaban caer en alguna parte de la nada y Enrico se ausentaba durante unos segundos. Tengo la impresión de que estaba enamorado. “Lo que digo, Enrico, es que el Cero forma parte de la Naturaleza. Representaría a todo lo que no es. El Uno también, pues se refiere a cada cosa que es. De la Cosa se puede decir que es Una. Pero el Dos, y en general, todos los números mal llamados naturales son una invención humana”. Enrico dio un bote y se puso en pie. Con una energía que sus delgados brazos parecían robarle al tiempo, cogió un par de sillas y las arrastró hacia mí. Las sujetaba con fuerza, con rabia al tiempo que gritaba: “¡Mira, DOS banquetas!”. “Siento decirte que yo veo una más pequeña que otra, una es metálica ¿no es así? La otra, por el contrario, parece estar hecha de madera. Además la primera la veo a la izquierda de la segunda… en fin, siento decirte, mi apasionado amigo, que yo veo UNA banqueta y UNA banqueta”. Enrico se desplomó en el asiento. Resopló. Bajó el tono de voz y con resignación sugirió: “Entonces, para poder hablar de Dos cosas, éstas deberían ser idénticas”. “Exacto. Y eso significa que deberían ser indistinguibles ante cualquier observador. En concreto, deberían estar localizadas en el mismo espacio y en el mismo tiempo. Desde el momento en que no sea así, lo correcto es considerar sólo la Unidad. Piénsalo así, Enrico, el Dos es sinónimo de ambigüedad. Es la manera más precisa de entenderlo”. Y a Enrico le pareció bien.

Chema Madoz pone en evidencia los nuevos mundos que se esconden en lo cotidiano. En la imagen, un pez y un pez.

Para escuchar, músicas imaginarias...

Debussy - Deux Arabesques (Nº 1).mp3

Debussy - Deux Arabesques (Nº 2).mp3

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (IV). EL DRAMA DE LA COSA

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (IV). EL DRAMA DE LA COSA

Por Safo

(La cafetería, prácticamente vacía, Enrico y yo y una pareja al fondo que se decía cosas al oído. Mesas de mármol bajo una claraboya que filtraba luz suficiente incluso para la lectura. Un café expreso y un cortado con tres azucarillos. Se escuchaba Jeux d’eau de Maurice Ravel)

Enrico carraspeó y comenzó a leer en voz alta:

“Filibas Mante de Paramimo

escribe su nombre y lo rompe.

Mante o Mimante,

no es Flor ni es Mimo desde que fue nombrada”.

Permaneció inmóvil unos segundos. “¿Quién ha escrito esto?”, preguntó. “Un poeta amigo mío, ¿qué te parece?”. Enrico estaba este viernes más pensativo que de costumbre. Sus respuestas menos vivas, su tono apagado. “No sé, Safo. Me da pena”. “Es una tragedia. Tiene que darte pena”. Enrico se removió incómodo en el asiento. “Es esa flor que la palabra machaca. Esa Cosa inaccesible que está ahí y que sólo puede ser nombrada... Llevo toda la semana pensando sobre lo que hablamos, Safo. Estoy muy triste. Parece una maldición que a nuestra sed de saber se le niegue, con un velo opaco, el agua cristalina de la Cosa. La Cosa. La Cosa maldita”. Una lágrima cruzó la mejilla de Enrico. Trató de mantener la compostura, pero se derrumbó. Hundió la cabeza entre sus brazos y rompió a llorar. Su lamento sordo y lejano se fundía con los arpegios de Jeux d’eau. A la banalidad efectista de aquellas ingrávidas notas se imponía el llanto como una declamación profética. Puro anacronismo francés. “Enrico”, comencé mientras con una mano lo balanceaba ligeramente, “el entendimiento necesita distancia. Lástima que sea ésta la que nos prive de la inmediatez de las esencias. Es el drama de la Cosa. Entiendo cómo te sientes, un ser hermético. Duele. Pero hay algo que debes saber y es que ese dolor, precisamente ése, es la semilla del arte”. Enrico levantó la cabeza y me miró extrañado.

Stina Persson es una ilustradora sueca maravillosa. Sus pinturas con agua son un ejemplo de su gran talento (Vía Uno de los nuestros).

Maurice Ravel no sólo compuso un bolero.

Maurice Ravel - Jeux d'eau.mp3

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (III). LA COSA

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (III). LA COSA

Por Safo

(La cafetería vacía excepto Enrico y yo. Mesas de mármol bajo una claraboya que filtraba luz suficiente incluso para la lectura. Un café expreso y un cortado con dos azucarillos. De fondo Preludios de Chopin).

"...si no me equivoco, Safo, lo que vienes a decir es que hay tres elementos que no deben confundirse: la Cosa, la Palabra y la Idea...”. En este segundo encuentro, Enrico hablaba con mucha más confianza. Los tímidos movimientos de manos que acompañaban su conversación la semana anterior eran ahora gestos amplios y rotundos. Incluso su voz parecía más grave. Decidí no interrumpirle. “...la Cosa es ese inaccesible que la palabra sólo logra nombrar. La Cosa es hermética, dices, y sin embargo yo la veo, la siento. Por ejemplo, este cenicero. ¿Qué misterio hay en este objeto absurdo, Safo?”. El cenicero se balanceaba entre los dedos del muchacho y, como un prisma, convertía la luz blanca en un arco iris improvisado. “El sentido común te ciega, Enrico. Es un espejismo, un falso amigo. Puede confundirte y hacerte creer que Palabra y Cosa comparten alguna intimidad. El sentido común nos transporta al mundo de las evidencias donde ninguna pregunta tiene sentido. Enemigo de la sensibilidad y del entendimiento, el sentido común es un intruso que debemos desterrar si de verdad queremos construir una idea. Librarnos de él es, por tanto, el primer paso hacia el aprendizaje”. Enrico parecía haber entrado en trance, cautivado con el haz de luces que emegía del cristal y se proyectaba en mitad de la mesa. Sin apartar la vista hablaba “y dime Safo, si la Cosa es sólo nombrable ¿por qué hay tanta gente estudiándola? Quiero decir, ¿qué provecho se puede obtener del estudio del Universo o del Átomo?” “Son los fenómenos lo que estudiamos, no el en sí. Estudiamos la fenomenología de la Cosa, es todo lo que le mundo nos ofrece”. Enrico me miró perplejo, el espectro luminoso cubría la mesa en su totalidad.

Alberto Seveso es un magnífico fotógrafo, ilustrador y diseñador gráfico italiano, como queda demostrado en la imagen de este post.

Chopin – Nº 2 en la bemol menor (24 preludios, op. 28).mp3

Chopin – Nº 4 en mi menor (24 preludios, op. 28).mp3

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (II). EL ALBAÑIL

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (II). EL ALBAÑIL

Por Safo

(La cafetería, no muy concurrida. Mesas de mármol bajo una claraboya que filtraba luz suficiente incluso para la lectura. Dos cafés expresos y, de fondo, las Gymnopédies de Satie)

“...pero entonces no entiendo, Safo, ¿Acaso no todo el mundo sabe aprender?¿No se nace con ello?” Quizá fuese el reflejo azul de la pared el que acentuaba la palidez del muchacho y descubría con minuciosa precisión las aristas de su rostro escuálido. Quizá fuera esa luz la que le hacía parecer tan vulnerable a la enfermedad y la vida. Al hablar, un leve gesto femenino se sumaba al conjunto, y su cadencia impregnaba la conversación de una languidez ciertamente bella. “Eres todavía joven, Enrico, pero te aseguro que un día abrirás los ojos y no tendrás dudas. El mundo lo comparten dos clases de personas: los que saben construir ideas y los que no. Estos últimos son fácilmente reconocibles porque andan perdidos en busca de algo y no saben qué. Hablan mucho, sí, pero rara vez dicen algo de interés y cuando lo hacen es porque acaban de oírlo aquí o allá. El mundo está lleno de ellos, Enrico, se mueven como abejas en movimientos repetitivos y su zumbido resulta, a veces, ensordecedor”. Enrico parecía ahora preocupado. Cabizbajo, trató de disimular sin éxito el desagrado que le produjo el último sorbo de café. Dudó unos instantes. Por fin se lanzó. “¿y tú crees que, en fin, que yo soy parte de esa fauna estruendosa de que hablas?” “No”, contesté tajante “¿cómo puedes estar tan segura?” “Mira, Enrico, ninguno de ellos hubiera venido a pedirme ayuda. Ninguno de ellos cree necesitarla, de hecho. Tranquilo, tienes las cualidades necesarias. Voy a hacer de ti un albañil”.

El niño triste que nos mira viene de la mano del pintor zaragozano Dino Valls.

Vayamos a esa cafetería a escuchar.

Erik Satie - Gymnopédies.mp3

UN DÍA TRISTE

UN DÍA TRISTE

Por Safo

En lugar de la conversación con Enrico en el café (que será publicada a lo largo de la semana próxima) voy a hablar del aire, porque hoy es un día triste. Hoy es un día triste aunque no llueva. Hoy, además de oxígeno y nitrógeno, el aire va cargado de un extraño polvo amarillo. He visto a una pareja en el autobús que no paraba de reírse. Él movía las manos aparatosamente arriba y abajo y ella acompañaba con carcajadas rítmicas. Bendita inocencia. No sabían que hoy, sábado, es un día triste. Porque hoy es sábado y la gente hace cosas de sábado. He visto a una mujer en el mercado comprando para preparar una gran cena. Era feliz, hablaba con entusiasmo de guisos y aperitivos y no se daba cuenta. Yo no le abriría los ojos, no, no sería tan cruel. Éste es uno de esos casos en los que las verdades sólo duelen, así que mejor guardárselas para sí. Después me he sentado en una terraza. “Para percibir mejor la tristeza”, me he dicho, aunque lo cierto es que necesitaba descansar. Ha venido una camarera joven con cara de sábado y, con una sonrisa amplia, ha dejado caer un “¡qué día más estupendo!”. Yo no podía dar crédito a mis ojos. Según hablaba, la chica iba tragando este polvo amarillo y denso que nos inunda. Una especie de polen que algo roto, un vientre fracturado ha esparcido y ahora está por todos los lados. Ha contaminado el aire de tristeza. Polvo amarillo entrando y saliendo de sus pulmones y ella incapaz de verlo ¿o acaso prefería ignorarlo? Porque seguro que lo sabía. No conozco a nadie que no lo sepa. La tristeza es amarilla y su sabor recuerda a la mermelada de naranja.

Paulo Jorge Oliveira ilustra este post con un paisaje traído de otro mundo (Vía Mira y Calla).

Escuchemos

U2--One.mp3

 

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (I). ENRICO

LA SÁBANA DE LAS RESPUESTAS (I). ENRICO

Por Safo

La obra en sí puede no apasionar, pero ¿cómo no rendirse la seductora escena de su proceso de creación, de su nacimiento, de su origen, de su porqué? Un año más viajaba por lo entresijos del progreso. Un año más ahí plantada, frente a los cuarentaidós bocetos del Guernica. El tiempo parado y mi mente absorbiendo. Voces y ecos, luces y reflejos retozaban indolentes en mi profunda abstracción. Soñaba. La voz ronca de un adolescente me devolvió a los pasillos del Reina Sofía. No tenía más de catorce años. “Safo”, me decía, “eres tú ¿verdad? He leído tus poemas, tus ensayos, he leído Idearia, pero sigo sin entender. Temo que el conocimiento no esté hecho para mí, que mi mente sea demasiado pequeña, no sé, o demasiado simple como para alcanzar la complejidad. Safo, por favor, enséñame. Enséñame Safo, enséñame a pensar”. Sus ojos negros se movían a un lado y a otro frenéticamente. Estaba desesperado. “¿Cómo te llamas?”, pregunté tratando de calmarlo. “Enrico. Como Enrico Fermi, pero no soy físico”. Sonreí. “Serás entonces Enrico Fubini, el esteta”, bromeé. “Tampoco. La verdad es que no soy nada todavía... ¡Pero quiero saber! Cuéntame, por favor, dime todo lo que sabes sobre la Sábana de las Respuestas. Enséñame a pensar”. No pude evitar verme reflejada en aquel muchacho veinte años atrás. Su curiosidad, su energía, su pasión. “Bien, Enrico, te enseñaré. Pero antes de aprender a pensar debes aprender a aprender ¿estás de acuerdo?”. Enrico asintió. “Nos veremos los viernes a las cuatro de la tarde”. “Vale, pero ¿Dónde? ¿En el parque?”. “No, Enrico, el parque es para descansar, ¿tomas café?”. “Alguna vez...”. “Bien”, concluí, “tomaremos café los viernes”.

Un campo de color de Mark Rothko, uno de nuestros favoritos.

Delicadas impresiones de lunas y faunos...

Debussy - Prélude à l'après-midi d'un faune.mp3

Debussy – Clair de lune.mp3

LA PALABRA VULGAR

LA PALABRA VULGAR

Por Safo

Ya es la segunda vez que me reprochan que, al hablar de la belleza en las palabras, nunca considero las más vulgares ¿Acaso no tienen el mismo derecho? No. Me explico. Primero dejar claro que con "vulgar" no quiero decir otra cosa que "comúnmente usado". Bien. Sólo se me ocurren dos maneras por las que una palabra pueda ser bella. Puede que lo sea por su sonido, por la música que acompaña inevitablemente a su pronunciación o puede que lo sea por el significado que contiene. Llamémoslas belleza lírica y semántica para diferenciarlas. Independientemente de si fue bella o no, lo que le sucede a la palabra vulgar tiene algo que ver con algunas de las viejas canciones de los Beatles, las hemos escuchado tantas veces que somos incapaces de reconocer su belleza. Como la música mundana, ésa que producen los siete planetas al girar y que el cansancio no nos deja ya escuchar, la posible belleza lírica de la palabra queda oscurecida tras el hastío del uso. Así, la primera vía, la lírica, hacia la belleza para la palabra vulgar si no muerta queda, al menos, anestesiada. También pasa que la palabra, como organismo vivo, va absorbiendo los diferentes significados que cada hablante le otorga. Las palabras más comunes se llenan y se dan de sí como zapatos usados. Cargadas de matices contrarios, engordan hacia una indeterminación semántica. Terminan vacías y por tanto tampoco son candidatas a participar de la belleza. Por todo esto, aunque en La caja de los hilos ambas, belleza y vulgaridad, son clientes fijas, rara vez coinciden.

Los zapatos los encontramos en el trastero de Helena Santolaya.

Recuerda aquellas palabras...

Bee Gees – Words.mp3

DÍAS DE LANA

DÍAS DE LANA Por Safo

El precio que debemos pagar por pensar, supongo, es ser conscientes de nuestra deleznable existencia. Durante la vida aprendemos a llevarlo con cierta dignidad (salvo los más religiosos, quienes ya han encontrado en el paraíso una salida). Algunos se alivian escribiendo, sienten la ilusión de controlar el tiempo. Hay muchos que todavía optan por la procreación... De cualquier manera, todos buscan un único objetivo: Una proyección en lo eterno. Lo eterno, un abstracto que sólo cobra sentido cuando se materializa. Por ejemplo, un año terrestre puede más que representar la eternidad para una bacteria, ya que durante este tiempo la especie produce miles de generaciones. Si uno piensa en una estrella, su eternidad la encuentra en la propia vida del Universo. El hombre, sin embargo, concreta lo eterno de manera natural en la Humanidad. El hombre desea proyectarse en la Humanidad. Aquél que escribía pensaba que nunca sería olvidado y se regocijaba. Aquéllos que procrean saben que, aunque tarde o temprano desaparezcan, siempre quedará en el mundo su semilla (incluidos los religiosos, por si acaso). Debo decir que en mi caso nunca he disfrutado de mayor tranquilidad que cuando me he sentido parte de la Humanidad, orgullosa de mi especie, gloriosa por ser humana. Es por esto mismo que cuando me levanto muchas mañanas y leo los periódicos me enfado tanto. Ciertas personas, que degradan la condición humana a la categoría de insulto, dinamitan una y otra vez la esperanza de vivir en paz con la muerte. Es un ataque personal. Cuando esto ocurre sólo me consuelan las palabras de un poeta al que adoro y del que nunca revelaré el nombre: No day completely ends unless woolen. Así sea.

La imagen es una revisión del cuadro "Un baño en Asnieres" del neoimpresionista francés Georges Pierre Seurat . El autor de esta obra es el artista conceptual irlandés Michael Craig-Martin.

Y para escuchar...

Hooverphonics - Mad about you.mp3

Hooverphonics - Eden.mp3