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La caja de los hilos

ENTRE ESPÍRITUS

ENTRE ESPÍRITUS

Por El Sastre

Tomás Lobo estuvo el viernes en el concierto de Antony and The Johnsons y esto es lo que le pareció.

"Al traspasar la línea quebradiza y doliente de la voz de Antony Hagerty cerré los ojos con la vana intención de encontrar en la oscuridad el aislamiento y la concentración. No tardé ni cinco segundos en abrirlos. Me había equivocado. No importaban los sonidos, sino las presencias. Cerrar los ojos me hubiera conducido sin remedio a los ruidos del viento y al tacto frío de una noche abrupta y cruel. En un espacio posiblemente inapropiado para su melancolía, el espectáculo era él. Se presentó como una patricia romana, voluptuosa, manierista, casi divina, con pose de prima donna andrógina, a medio camino entre Lou Reed y Boy George. Llegó con una túnica que flameaba ante los golpes del aire, dando pequeños pasitos, a veces saltos, correteando sobre el escenario y agitando los brazos para que no se le escapara ni una mirada. Su pelo lacio y negro y sus formas blandas, como su sexualidad, se acurrucaban en un narcisismo irreal y sublime. Entre la desentonada Milano Orchestra y el sonido casi siempre achacoso de los conciertos de la Expo, convocó a los espíritus que la acompañaron en su melodía yacente y azul. Todos pudimos verlos. La voz de Antony Hagerty, cuya ambigüedad parecía la pantalla de un dolor o de una ausencia, se estremecía ante los giros del cuerpo, en una perfomance naif y surreal, en la que los silencios eran tan importantes como la música. Invocó a las estrellas, a la tierra y al viento, bromeó con el público, se dejó querer y recordó que no es tan importante ser un chico o una chica. Inició su concierto con el fascinante tema "Mysteries Of Love", abrumó con "River Of Sorrow", mejoró el "Crazy In Love" de Beyoncé o emocionó con su bellísima reinterpretación de "Rapture". No cantó "Hope There’s Someone", la canción que todos esperaban, pero no importó. Las baladas sucumbían bajo su inclasificable presencia y la de sus espíritus. Menos mal que no cerré los ojos".

Peter Hujar fue un fotógrafo americano reconocido por sus hermosas instantáneas en blanco y negro. Entre todas ellas destaca la que acompaña este artículo, que retrata en su lecho de muerte a Candy Darling, la musa transexual de la Factory de Andy Warhol. Esta imagen ilustró el disco "I am a bird now", de Antony and The Johnsons.

A beautiful boy...

Antony And The Johnsons - Mysteries Of Love.mp3

Antony And The Johnsons - I Fell In Love With A Dead Boy.mp3

Antony And The Johnsons - Rapture.mp3

2 comentarios

Mocosa jocosa -

Gracias por tu maravillosa crónica lobito. Yo me encontraba en otro escenario invocando otros espíritus y embargada por otras agitaciones...

Anónimo -

que maravilla de concierto y de descripción , que rabia no poder disfrutarlo , pero una no puede estar en todos los saraos...