ZONA VIP
Por Cuca Guillén
Ayer estuve en la Expo y no os podéis imaginar lo horrorosísimo que fue. Sí, ya sé que la montan los socialistas y por eso precisamente no quería ir, pero Pitusa se puso pesada y allí que nos plantamos las dos en Ranillas con la permanente puesta, taconazos de Manolo Blahnik y un vestido de Yves Saint Laurent por eso de rendir un sentido homenaje a quien tanto ha hecho por nosotras. Y maldito el momento en que se me ocurrió ir a semejante majadería. El chófer de Pitusa había sobornado a los de seguridad para dejarnos en la misma puerta. “¿Dónde está la entrada de los VIP?”, pregunté al llegar. “Ah… Pues no sé. ¿Tienen acreditación?”. ¿Acreditaqué? “Mire señor –le dije de muy buenas maneras-, soy Cuca Guillén, señora de Vargas, y creo que a estas alturas no necesito acreditarme para nada”. “Señora, si no tiene acreditación tendrá que comprar una entrada”, me dijo el muy maleducado. ¿Una entrada? ¿Como los pobres? Pitusa, que es muy conformada, trató de arreglarlo. “Cuca, déjalo estar, que compro dos entradas. Por perras será…”. Al final, entramos y la verdad es que se confirmaron mis peores augurios. Todo lleno de gordos, con cámaras de fotos, gritando, comiendo con la boca abierta y eructando al mismo tiempo. Esas gorras, esos pantalones cortos, esas gafas de sol baratas… ¿Es que soy la única que sabe vestir decentemente y la regularidad con la que hay que acudir al cirujano plástico?
Ante tanta vulgaridad, me acerqué a un chavalito de uniforme azul. “Chico, ¿dónde está la zona VIP?”, le pregunté. “Ah… Pues no sé”, me dijo. Ni lo sabía él ni lo sabía nadie. El sol caía a plomo y me estaba entrando la sudadina, con lo mal que me sienta. “Pitusa, saca el abanico y el perfume, que esto va para largo”, gruñí. Preguntamos a uno, a otro… Nada. “Oye Cuca, ¿y si viéramos algo de la Expo?”, protestó Pitusa. “Ni hablar, nosotras nos vamos con los VIP y con la comitiva oficial para que nos abran paso entre la chusma. Faltaría más”, repliqué. Al final, di con una azafata que parecía más enterada. “La sala VIP más cercana está en el palacio de Congresos”. Pues allí que nos fuimos. En la puerta, otro idiota. “Esta zona está cerrada al público. Solo pueden pasar autoridades”, me dijo. ¿Y qué soy yo más que una autoridad en esta ciudad miserable y desagradecida con los de nuestra clase? Tuve que improvisar: “Es que soy la esposa del embajador de Guatemala y ella es mi secretaria”. Pitusa me miraba con ganas de matar, no sé si por el numerito o por haberla rebajado a secretaria. “Espere, que voy a mirar en la lista de invitados”, me contestó.
Cuando se giró para coger los papeles, agarré a Pitusa del brazo y eché a correr a toda pastilla hacia la zona VIP. Nunca les exigí tanto a mis “manolos”. Casi estaba a punto de llegar cuando me hicieron la zancadilla y caí al suelo. Siete policías se me echaron encima y mientras uno me ponía las esposas, otro me apuntaba con una pistola a la cabeza. “Soy… Cuca Guillén, señora de Vargas… y ¡¡¡me han roto un tacón!!!”. Dos horas más tarde, mi marido me sacó del calabozo. Qué desastre de Expo, qué malísima organización, siempre dando la nota los españoles. La última vez que me ven el pelo por ahí. ¡¡¡Ni me pagaron los “manolos”!!! Donde esté la Peñaza...
Knotan es un auténtico macarra de la fotografía. No se corta un pelo...
Para ti, Cuca...
4 comentarios
elBrús -
Coleguita: no empieces a decirle a todo el mundo lo de colarse gratis en la expo, que nos pasará como en Pirineos Sur donde 50 puncarras querían pasar gratis por donde te dije y nos tuvimos que quedar sin.
Por supuesto que los puncarras quieren entrar en la expo tronco, si por que te crees que estan en contra los madaleneros, sólo `porque no se pueden pagar la puñetera entrada y les jode que los demás estemos pasándolo en grande dentro viendo documentales de paises en pantallas gigantes pero sin sillas ni na, y pasando calor como las ranas. Sino porqué te crees que se llama ranillas. Todos son unos sapos parteros y asquerosos. No hay más. Sólo el rap de Nascu
Coleguita -
nascu -
Santo -