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La caja de los hilos

DULCES SUEÑOS

Por El Sastre

Nuestros colaboradores están la mar de lúbricos. Aquí os dejo lo que nos ha enviado Toya Tao.

"Hace tres noches, tuve un sueño de dos rombos. Tápense los oídos los duendes informáticos:
    Era en el reino de las golosinas. Yo estaba sentada en una especie de pequeño trono hecho de gominolas que vibraba al menor movimiento de mi cuerpo desnudo. Desde la lejanía tú llegabas conducido por dos bellas mujeres que cogían tus manos. Sólo tú aparecías con el cuerpo cubierto. Una de ellas desabotonaba tu camisa mientras la otra se desprendía de tus zapatos y de tus pantalones para descubrir tu cuerpo brillante.
     Desnudo, tendido ante mí como una ofrenda, una de las dos mujeres sujetaba arrodillada tu cabeza y se inclinaba para besarte el cuello. Yo veía desde mi trono de gominolas cómo rozaba tu cuerpo con sus pechos, cómo recorría con su lengua tus orejas y cómo te mordía levemente los lóbulos. Privilegiada espectadora, a cada movimiento de su lengua mi trono se movía.
    Arrodillada también, la otra mujer se inclinaba a tus pies para besarlos. Yo veía cómo atrapaba con su boca cada uno de tus dedos, cómo pasaba su lengua entre uno y otro separando, matizando, haciendo único cada uno de aquellos cinco caramelos, cómo después recorría tus piernas, primero una, luego la otra, mordiendo tus rodillas, cómo continuaba su camino lamiendo entre tus muslos. Y veía crecer sobre tu pelvis el más dulce de los caramelos.
     Yo alternaba con mi mirada el recorrido de una y otra mujer. Quería ser las dos, atraparte, lamerte, deshacerte. Y cuando apenas podías contener la erupción del volcán que hervía entre tus piernas y me mirabas dedicándome el placer que sentías y mi trono temblaba de deseo, se incorporaron aquellas dos mujeres y con las piernas abiertas sobre tí y sus cuerpos pegados te abandonaron, tú en el suelo, como si fueses una góndola que atravesara un puente veneciano. Te abandonaron, digo, para reconocer sus propios cuerpos. Como si se tratara de un espejo, las dos mujeres repetían sus gestos. La una estiraba del pelo de la otra, se mordían los labios, los pezones de una se clavaban en los pechos de la otra. Con un mismo movimiento alejaban su sexo para, enseguida, buscar violentamente el modo de clavar un falo imaginario en el sexo de la otra.
    Tú y yo éramos, ahora, desde distinto palco, espectadores. Yo, desde el mío, veía el perfil de sus cuerpos. Tú, desde el suelo, tenías la visión de sus coños abiertos.
    Me miraste. Temblaba. Ardía de deseo. Fui separando lentamente las piernas. Mientras te precipitabas bajo el puente te mostré muy despacio mi húmedo reino oculto. Alargaste tu mano como para alcanzarlo y el roce de tus dedos me condujo al desmayo".

En su serie Pornscapes, Pierre Radisic nos propone un tránsito abrupto y sorprendente de la pornografía al arte fotográfico. Imprescindible.

Pierre Bachelet - Emmanuelle.mp3

1 comentario

Tomás Lobo -

Desmayado me he quedado...